Dice el ubicuo Richard Vaughan que el nivel medio de un licenciado universitario español actualmente es un 4 sobre 10 (intermedio bajo).
Cuatro – sobre – diez. ¿Qué estamos haciendo mal?
La culpa la tiene el Ministerio.
En primer lugar, pocos profesores de inglés del sistema educativo tienen un buen dominio de la lengua y poquísimos son capaces de motivar y entusiasmar a sus alumnos. Esto no es culpa de los profesores, es culpa del Ministerio, que basa todo el sistema en la gramática y no en lo hablado/auditivo. Forma a los profesores para ser Workbooks con patas y no para que la clase de inglés sea amena y útil.
Ya en la universidad, los alumnos centran sus esfuerzos en la carrera y posponen el inglés para después. En los grados en que se ofrece, el inglés es una maría. Así que los licenciados se encuentran en el mercado laboral con 22 años sin haber hablado más de 50 horas en inglés en toda su formación académica. Fenomenal.
Ya trabajando, el profesional español se esfuerza por seguir el ritmo de sus colegas extranjeros. Sus conocimientos técnicos superan o igualan los de sus homólogos, pero hacer negocios en inglés significa «estar con británicos, estadounidenses o australianos y seguir el cruce dinámico de comentarios a medida que estos suben de velocidad. Significa entender a la primera y saber intervenir en el momento oportuno. Significa expresarse de forma que todos presten atención y comprendan con claridad lo expuesto».1
Ante esta situación, la mayoría se frustrará y buscará un curso de inglés. Y eso está genial, pero no soluciona el problema a corto plazo. Aprender inglés para poder desenvolverse en la situación anterior requiere, al menos, diez meses full time. Diez meses de dejar de trabajar para solo dedicarse al inglés. Esto no lo puede hacer casi nadie, claro. Así que el aprendizaje se va prolongando en el tiempo y el profesional español se va perdiendo oportunidades de negocio en el mercado internacional.
Voy a cortar esta dinámica de malas noticias para darte una buena: sí hay una solución a corto plazo, un servicio sencillo, ágil, discreto y confidencial: la interpretación de enlace. En mi último vídeo explico algo más sobre ello y en esta presentación te doy todos los detalles sobre cómo funciona.
Quiero que mis hijos sean bilingües, pero no hablo con ellos en inglés
En cualquier caso, creo que no me equivoco si afirmo que todos aspiramos a que nuestros hijos tengan un dominio bilingüe del inglés. Pues empieza a echarles una mano desde ya. Si tienes niños muy pequeñitos, bebés, exponlos al sonido del inglés, cuanto más mejor. Audiolibros, la radio, la tele. Un ruido de fondo constante a todas horas. Todos los días.
A partir del año, intenta que el niño interactúe con una persona nativa. En Madrid hay varias escuelas y ludotecas bilingües. Ponte como objetivo dos sesiones semanales de una hora. Al cabo de un año son unas 100 horas dinámicas de inglés, que, oye, no está nada mal. Además, puedes establecer normas en casa que favorezcan el contacto con el inglés. Por ejemplo: si queremos ver la tele, tiene que ser en inglés. Si no es en inglés, no se puede ver la tele.
Yo no soy partidaria de hablar con los hijos en inglés si no es nuestra lengua materna
Seguramente muchos pensarán que estoy equivocada, pero yo no lo hago por dos motivos:
1️⃣ En primer lugar, porque no es mi lengua del cariño y del amor de la familia, es mi lengua de trabajo. Quizás sea egoísta, pero quiero disfrutar de la intimidad con mis hijos al 100 % y si hablo en inglés estoy en modo curro, no estoy en modo familia.
2️⃣ En segundo lugar, muchas de las personas que oigo en el parque hablar con sus hijos en inglés lo hacen con graves errores gramaticales y con vicios de pronunciación que impedirían que un nativo les entendiese a la primera. Si enseñamos a los niños un mal inglés cuando son pequeños, nos costará mucho desenseñarlo después.
? Y ya, la repera: si te puedes permitir mandar a tus hijos al extranjero, no lo dudes.
Ahorra en academias de inglés extraescolar y paga un año de intercambio en el pueblo más remoto de Estados Unidos. Merece la pena muchísimo.
Es cierto que han pasado décadas y seguimos igual. Probablemente pasen varios años más antes de que se ponga en marcha un sistema educativo que solucione el problema de raíz, pero no te ancles en el pesimismo. Yes, we can.
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1 VAUGHAN Richard, Si quieres, puedes. Libroslibres. Madrid: 2008