Fernando, uno de mis mejores alumnos y al que tengo muchísimo cariño, cuenta con mucha gracia la anécdota de cuando se subió una vez al estrado para explicar las bondades de su empresa: «¿Usted viene a contar algo o trae un powerpoint?», le dijeron.
Y es que muchas veces estamos tan obsesionados con las malditas diapositivas, que se nos olvida que una idea no tiene ningún efecto si no se comunica de tal forma que resuene en la mente del público.
Tus ideas pueden morir contigo o inspirar un cambio
Si te vas a subir a un estrado o te vas a colocar detrás de un atril, seguramente te hayan encomendado la tarea de transmitir una idea. Esa idea puede morir contigo o inspirar un cambio en las personas que te escuchan. ¿Sabes cuál es la diferencia? Tu capacidad de comunicarla con éxito.
Está demostrado que la manera más eficaz de transmitir oralmente un mensaje es a través de un relato. Nuestros cerebros están programados para recordar los relatos vivamente porque, antes de que existiese la escritura, era la única forma que teníamos de transmitir la cultura. Ahora bien, te estarás preguntando ¿cómo puedo introducir un relato en una presentación de negocios y no parecer un ñoño o un motivado?
Emula la estructura de los relatos de siempre
Todos los relatos tienen la misma estructura, lo recordarás del colegio: planteamiento, nudo y desenlace. En algún punto entre el nudo y el desenlace se suele producir el clímax. ¿Te acuerdas? Pues bien, para crear un relato dentro de tu presentación, básicamente tienes que emular esta misma estructura.
Esta técnica no es nueva. Según la experta Nancy Duarte, está presente, por ejemplo, en I have a dream (Martin Luther King) y en la presentación del iPhone de 2007 (Steve Jobs), y en cualquier discurso inspirador que encuentres por ahí. Ambos oradores van navegando entre lo que es y lo que podría ser, y eso es lo que debes hacer tú en tu próxima presentación.
Empieza siempre con lo que es, con el statu quo, que debes presentar como lo menos atractivo del mundo, lo peor, para después crear un salto enorme y presentar al público lo que podría ser si tu idea se adoptase. Debes terminar en alto, presentando una nueva realidad, una nueva norma de forma poética y dramática (sin pasarte, que estamos en España y no nos va mucho el teatro en el mundo corporativo).
En este tipo de presentaciones, las diapositivas se colocan en un papel secundario, un mero soporte visual para presentar gráficas que se puedan entender a golpe de vista, en solo tres segundos. No necesitarás más porque, al tener un hilo conductor (la historia) serás capaz de recordar lo que quieres contar sin utilizar más que unas pocas notas.
A nadie le importa tu powerpoint
Así que te propongo algo. En la próxima presentación que te toque dar, intenta aplicar esta estructura y combínala con la que te explico en este vídeo. Si ves que necesitas más práctica en inglés, puedes descargar esta audioformación para dar un vuelco a tu inglés y mejorar sin ir a clase y sin profesores. En todo caso recuerda que, tanto en inglés como en español, la gente quiere que le cuentes algo, preferiblemente una historia inspiradora. A nadie le importa tu powerpoint. Así que concentra tu esfuerzo en preparar un buen discurso y déjate de diapositivas.
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