¿Cuántas veces has oído que un servicio de traducción interpretación, incluso sin pedir presupuesto, es caro?
¿Cuántas veces has «hecho de intérprete» por ser «de los que mejor saben hablar en inglés» de la oficina?
Si mejorar la comunicación de tu empresa con inversores, clientes y proveedores extranjeros no se encuentra entre tus objetivos, continúa leyendo El Marca.
De lo contrario ¡sigue leyendo!
La globalización del siglo XXI ha abierto aún más si cabe el mercado para las profesiones lingüísticas dedicadas a facilitar las tareas de comunicación y negociación de todas esas empresas con vocación internacional, especialmente para la interpretación. Pero, claro, «cuestan un ojo de la cara». ¡Ains! ¿De verdad es caro pagar media jornada a un profesional que se encargará de que tú y tu equipo os olvidéis de las cuestiones lingüísticas de LA reunión y os empleéis a fondo en las ideas que le vais a presentar a ese cliente irlandés tan importante?
1️⃣ Cuida los detalles
Pues no. Para empezar, al contratar a un intérprete profesional no solo te aseguras de que a tu cliente le está llegando tu mensaje, incluidos todos los matices, sino que el profesional de la comunicación intercultural también tenderá puentes para evitar malos entendidos y males mayores por culpa de la habitual falta de conocimiento de la comunicación no verbal o de las prácticas locales. Por tanto, caro sería volver de ese viaje de trabajo a Chiquistán sin saber muy bien qué has dicho o hecho para meter la pata y acabar sin firmar el contrato, o hacer sentir incómodos a esos inversores estadounidenses que tanto necesitáis. Y ya en lo personal: ¿de verdad te gustaría que «la doctora que sabe más español» de un hospital de urgencias del país en el que estabas de vacaciones te interpretara antes de una operación? ¿o que te acusaran de un delito que no has cometido en Alemania y no contaras con intérprete? ¿Y por qué no piensas lo mismo en tu empresa? Si cuidas hasta los últimos detalles para llevar a tu negocio al mayor éxito empresarial, me da que la respuesta es no…
2️⃣ I-N-V-E-R-S-I-Ó-N
Efectivamente. Para escribir textos sencillos puedes tirar de Google Translate, al igual que para concertar una videoreunión por teléfono puedes echar mano de ese compañero que «habla bien inglés» o practicar tus habilidades lingüísticas. Pero, ¿y en las situaciones de las que te hablaba antes? ¿Es caro contratar un servicio de interpretación sabiendo que no es que «sepan idiomas» o cuestiones culturales, sino que también han dedicado años a formarse en técnicas de comunicación eficaz y efectiva? Incluso aprenden a «tener nervios de acero», como competencia técnica, para enfrentarse a cualquier tipo de situación de estrés, ¡incluidas esas negociaciones que se ponen realmente tensas! Además, son profesionales normalmente autónomos y en el precio va incluida la preparación previa a la reunión (así que cuanta más documentación les envíes, mejor podrán prepararse). ¿Sigues pensando en forzar a tus trabajadores o compañeros a aprender inglés o alemán, algo de lo que, por otra parte, ya están hartos porque nunca obtienen los resultados esperados? ¿O en contratar a ese perfil más júnior, en lugar de al perfil que necesitas, porque tiene mejor nivel de inglés?
3️⃣ Cuestión de prioridades
Si alguna vez vuelves oír lo de: «¡Uf! Esto va a costar un ojo de la cara», acuérdate de mí: todo depende de tus prioridades empresariales. Ahora sabes que un intérprete puede sacarte de muchos apuros y con él seguro que vas a dejar de quemarte —y de quemar a tus compañeros— por no saber inglés, para invertir vuestro tiempo en mejorar vuestras competencias técnicas y no en cómo transmitir una idea a otro idioma sin perder matices ni de contenido ni de forma. Tú decides…
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