Tres de cada cinco empresas españolas que deciden traducir la página web corporativa lo hacen con una herramienta de traducción automática.
Simplemente copian el texto y lo pegan en Google Translate. Sin más.
¿El resultado? Que le pregunten al gobierno catalán.
La última de la Generalitat para ahorrarse unos eurillos
En este artículo de El País se explica cómo la Generalitat metió la pata hasta la rodilla cuando quiso ahorrarse unos eurillos en una traducción profesional y recurrió al traductor de Google. Las perlas de esta traducción son muchas y variadas, pero la más desconcertante, sin duda, es el nuevo nombre con el que se bautizó al expresident Artur Mas: More President. Como dirían en Twitter, un translation fail en toda regla. Y es que utilizar un traductor automático o un mal traductor para la web de la empresa es como fichar a Bogarde de delantero del Barcelona (oh, wait).
Las ventajas de traducir la web corporativa son muchas, pero yo te voy a dar cuatro:
- Por el crecimiento: Si has notado que tu empresa se está estancando en el mercado local, una de las mejores estrategias que puedes adoptar es buscar mercados extranjeros donde tu producto o servicio pueda tener éxito. Para ello, obviamente, tienes que traducir la página web corporativa.
- Por las conversiones: Al hilo de lo anterior, sabrás que la gente no compra si una web no le inspira confianza (tú, el primero). La mejor forma de hacerlo es hablando la misma lengua que tu cliente objetivo. Ya estés centrado en el B2C o en el B2B, recuerda que la comunicación es H2H (human to human).
- Por la diferenciación: ¿Te has parado a estudiar las webs de tus principales competidores? ¿Están (bien) traducidas? Si la respuesta es no, ¡genial! Aprovecha y adelántate a ellos, ya conoces las ventajas de ser el primero en un mercado. Si las webs de la competencia están ya traducidas, ponte las pilas, porque vas tarde.
- Por el posicionamiento SEO: El 90 % de los consumidores no pasa de la primera página de resultados. Si Google no te entiende, no te posiciona en las primeras páginas. Así de claro.
Para generar confianza, diferenciarse positivamente de la competencia y posicionar bien en Google, el sitio web debe ser capaz de aludir al sentido y a los sentimientos del target y no tanto escupir palabras. Hay que capturar los matices, comprender los usos lingüísticos del mercado extranjero y ser capaz de presentar la información de tal forma que el cliente nos dé la mejor respuesta posible: la conversión. Esto se llama localizar la web. La localización consiste en adaptarse al mercado objetivo y no solamente vomitar frases en otra lengua. La traducción literal no es localización.
La localización web no es cara
Y la traducción o localización web no es cara. Según diferentes estudios, por cada dólar invertido en localización se puede esperar un retorno de 25 dólares. Lo bueno es que no hay que traducir todos los textos de una tacada para comprobar su eficacia: puedes hacer un test A/B con alguna landing page que te funcione en español y comparar los ratios de conversión. Así puedes determinar mejor si merece la pena traducir la web corporativa completa o no.
Claro que, antes de ponerse a traducir la página web de la empresa (o de localizarla, como has aprendido en este artículo), hay que plantearse una serie de preguntas para comprobar que, efectivamente, es una buena decisión. Por lo pronto, te animo a ver este vídeo, donde te explico que no siempre merece la pena. Además, puedes descargar esta checklist, que te ayudará a tomar la decisión.
Sea como fuere y si finalmente decides traducir la web de la empresa, por favor, no hagas como la Generalitat y ficha al mejor traductor profesional para garantizar la calidad del trabajo.
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